Los muertos de Joyce y los nuestros*

«Sí, los diarios estaban en lo cierto: nevaba en toda Irlanda. Caía nieve en cada parte de la oscura planicie central y en las colinas calvas, caía suave sobre el médano de Allen y, más al oeste, sobre las sombrías y sediciosas aguas del Shannon. Así caía en todo el desolado cementerio de la loma donde yacía Michael Furey. Reposaba, espesa, al azar, sobre una cruz corva y sobre una losa, sobre las lanzas de la cancela y las espinas yermas. Su alma caía lenta en el duermevela al oír nevar suavemente sobre el universo y, como el descenso de su último ocaso, oyó caer la nieve sobre todos los vivos y sobre los muertos».

Líneas finales de Los muertos, relato central de Dublineses de James Joyce.

Cementerio de San Gervasi: 4.733 tumbas

«A las tumbas: flores y alegrías». Niño de Elche

La cifra de enterramientos de este camposanto es la oficial. Nadie la discute porque el de San Gervasi, situado en las faldas del Tibidabo, es tan recoleto que en apenas 15 minutos puede recorrerse de un extremo a otro. Su superficie alcanza los 12.229 m² y lo sitúa en la categoría del más pequeño de Barcelona después del de Horta.

Polvo somos (Ashes to Ashes)

«La experiencia y la vida están insuficientemente acordadas entre sí. Nos vemos forzados a dejar la mesa de juego cuando por fin hemos llegado a conocer la reglas». Ernst Jünger

Al contrario que la vida, las palabras puede ser infinitas. Cualquier tema, por leve o irrelevante que parezca, puede llegar a convertirse en un texto de innumerables palabras. La vida real o la vida inventada dan para mucha literatura, pero es innegable que la muerte también es un territorio donde la escritura se despliega con generosidad.

Nero, el león que duerme sobre una tumba

No todo el mundo tiene un león durmiendo en su tumba, pero sobre la de George Wombwell hay uno desde hace más de siglo y medio. Cuando aún no existían los zoológicos, este británico tan espabilado traficada con animales salvajes y exóticos que llegaban enjaulados hasta los puertos de Inglaterra. Aunque no llegó a morir de éxito sino de bronquitis, Wombwell consiguió rendir de admiración a sus compatriotas y en especial a la Reina Victoria que más de dos veces pidió ver su numerosa y rara colección de animales.

Otra fugas, otras

Cementerio Monumental de Turín. Italia.

El silencio de Italo Svevo

“No hay unanimidad más perfecta que la unanimidad del silencio”. Así le dijo Svevo a James Joyce sobre Una vita y Senilità, sus dos primeras novelas publicadas y a las que nadie hizo el más mínimo caso.

Cementerio histórico de Weimar

“No pudiendo hablar siempre de la muerte, todos nuestros discursos son triviales”. Nicolás Gómez Davila.

El cementerio de los jóvenes rusos

«Lo único que la ciudad conserva intacto (y sin visitar) es un pequeño cementerio que se encuentra camino del castillo. Algunas lápidas están caídas; la maleza lo invade todo. Custodia los restos de los soldados rusos que perecieron en las inmediaciones de Weimar cuando la ciudad fue tomada casi por completo. No más, calculo, de treinta o cuarenta tumbas.

Tintoretto

Tumba de Tintoretto (1518-1594) en la iglesia de la Madonna dell´Orto, Venecia.

El viejo y abandonado cementerio de la Abadía de Bath

“…but the dead don’t go away / They made us what we are, / they’re with us everyday”.

(… pero los muertos no se van / Ellos nos hicieron lo que somos, / están con nosotros todos los días).

Pet Shop Boys