«Quien ve a su doble es que va a morir», Johan Strindberg.
199 años después de la desaparición de E.T.A. Hoffmann, su espíritu pervive entre nosotros. A mi modo de ver, su mejor hallazgo literario fue la incorporación del doble en sus relatos, del doppelgänger, fantasía popular que pertenece a las leyendas nórdicas y que nos remite a nuestro otro yo. Un yo perverso y violento, grosero y vulgar, que revela el oculto deseo de crueldad y la sed de mal que anida en nosotros.
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