«Y yo soy un animal solitario, acariciando feliz senderos vírgenes» E. Hennings.
En Cárcel, editado por El paseo (Sevilla), Emmy nos cuenta parte de su vida entre barrotes, entregada a las adicciones a la prostitución, al robo y al cabaret. Su pareja, el iniciador del dadaísmo Hugo Ball, le ayudó a criar su hija, la pequeña Annemaria, que a su tierna edad pintaba cuadros de ángeles y demonios que compraban fascinados Walter Benjamin y su esposa Dora, sus vecinos de calle.
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