Callejero para la posteridad

19 Oct

Aunque no cabe confiarse porque en cualquier momento pueden cambiar el nombre por el de alguien con proyección mediática, algunas calles permanecen dedicadas a creadores que han universalizado su obra y con ella nos concedieron irresistibles momentos de felicidad.

Personalmente me produce alegría encontrarme con calles que llevan nombres que considero parte de mi mitología doméstica y, además, sirven de guía para moverse con mayor o menor fortuna por las ciudades del mundo, pero no sabemos hasta cuando.

Al ver estos carteles nomencladores (que según el DRAE así se llaman), cabe preguntarse: ¿A qué lector no le gustaría vivir en la calle Kafka? ¿A qué amante del arte en la calle de El Bosco? ¿Y si hubiera una en mi ciudad dedicada a Dreyer, a Bowie o a…? ¿No estaría bien vivir en la Avenida Mies van der Rohe y, de paso, en una casa diseñada por él? Aunque esto último es otro cantar.

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