Géminis, dos mejor que uno

2 May

Los gemelos Cástor y Pólux eran hijos de la princesa etolia Leda, que fue seducida por Zeus bajo la apariencia de cisne. En una de las versiones del mito, Leda puso un huevo del que nacieron estos dos muchachos. En esa misma o en otra versión nacieron también dos chicas de otro huevo: Helena (de Troya) y Cliemnestra. Y para mayor delirio, una de las chicas y uno de los gemelos nacieron con sangre plenamente mortal, resultado del matrimonio de Leda con Tíndaro. Un lío propio de los caprichosos relatos mitológicos.

A los gemelos se les nombraba como los Dioscuros (hijos de Zeus), pero solo Pólux era hijo del dios de dioses, lo que le proporcionaba inmortalidad; aunque hay algunas versiones de la mitología que sostienen que el inmortal era Cástor. En cualquier caso, y a pesar de esa importante diferencia, trabajaron codo con codo, formaron un buen equipo, se apoyaron mutuamente y fueron inseparables hasta la muerte de Cástor y más allá. Porque Pólux, no encontrando consuelo por la muerte de su hermano, pidió a su padre que le permitiera ir al inframundo para encontrarse con él. Zeus accedió a su petición y más tarde los inmortalizó en el firmamento, fijándolos como la constelación Géminis, tercer signo del Zodiaco.

Con su labor conjunta, la de guerreros y guardianes, los míticos gemelos demostraron con creces que formaban un perfecto y eficaz tándem: la unión les hizo más fuertes y talentosos. Lo que redunda en la idea de que para las cosas de la vida dos es mejor que uno, así siempre habrá otra opción por si la otra falla.

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