Dependencia de Rafael Feo

8 Dic
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Retrato de Rafael Feo realizado por Diego Lara en 1986.

Si la finalidad de este texto fuese su publicación en un periódico habría que esperar a que coincidiese con una fecha redonda (un aniversario, una reedición…). A pesar de esto, el jefe de la sección de cultura diría bufando que el autor apenas escribió dos poemarios, solamente pintó algunos cuadros y además era un maldito drogadicto y alcohólico que sableó a quien se puso por delante. Todo porque a la prensa, salvo rarísima excepción, le importa un bledo hablar de un poeta que se automarginó: Rafael Feo Zarandieta. 

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«No están aquí / los versos que se llevan las resacas».

El 6 de mayo de 2006, Rafa murió a los sesenta años con el corazón reventado como su amado Brodsky, su cuerpo fue encontrado tres días más tarde. Fue pintor y poeta, trabajó en el cine y en lo que pudo pero, como él mismo confesó, siempre gozó de una tendencia natural al despido. Valdría decir que sobrevivió inmerso en lo que Félix Ovejero denomina «una libertad inhóspita», porque ante el confort de la servidumbre eligió los riesgos de la independencia.

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Créditos de la película Mi hija Hildegart de Fernando Fernán Gómez en la que trabajó Feo.

Le conocí años antes de que inaugurase su primera exposición en la galería La Cúpula, propiedad de un tal Fraile, exmánager de Julio Iglesias. Coincidiendo con esa exposición, Gonzalo Armero le editó 150 ejemplares de un poemario titulado ambiguamente De pendencia. En él se podía leer un escaso puñado de versos, algunos de ellos de carácter aforístico que hacen recordar a Stanislaw Jerzy Lec

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Fotograf’a Retratos de Artistas. Portrait Photography of Artists

Rafa Feo en 1996. Esta imagen pertenece a la serie Retratos de Artistas del fotógrafo Pedro Albornoz: http://www.pedroalbornoz.com/ Fotografia,_Retratos._Artistas.html.

En casa de Teye Trueba, y bajo los efectos verborrágicos del alcohol, recuerdo haber recitado mano a mano con él el poema De Vita Beata de Gil de Biedma. Si cierro los ojos, aun puedo ver sus cuadros hechos con cartón de cajas que recogía por la calle y en los que pintaba con gruesos trazos, rojos y negros, frases más o menos conexas (sos viet), pero sobre todo recuerdo sus poemas.

La última vez que hablé de Rafa fue el año pasado con Luis Alberto de Cuenca y reivindicamos De pendencia como un poemario de una potencia abrumadora y acabamos citando algunos de sus terribles versos. También hablamos de su vida extremosa y recordamos a Paracelso cuando nos avisó a todos de que «Solo la dosis hace al veneno» (Dosis sola facit venenum).

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Mi último encuentro con Rafa fue en 2000 en la Filmoteca Española. Junto a Milagros, su mujer, y Ángel Cabello vimos por enésima vez La torre de los siete jorobados de Neville. Tras la peli, mientras nos tomamos una copa en el bar del cine Doré y hablamos del conde de Berlanga de Duero, me preguntó de sopetón qué era el síndrome de Korsakoff. Le acababan de diagnosticar esa fatídica enfermedad que condena a la pérdida de la memoria reciente y, con el tiempo, de la retrógrada. Fue entonces cuando le recomendé la lectura de El hombre que confundió a su mujer con un sombrero de Oliver Sacks, donde se describe con minuciosos detalles clínicos ese perturbador síndrome. Días más tarde quedé con él para dejarle el libro. En España aun no se había estrenado el film Memento de Christopher Nolan que como cinéfilo, seguro, le habría encantado.

20151118_131748Hablo de Rafa y de su De pendencia porque todavía lo releo de vez en cuando. Es una poesía conversacional sin concesiones al ornamento ni lo superfluo, seca, dura y a veces cortante; y hablo de ella porque en la dedicatoria me pidió imperativamente que lo hiciera. Recuerdo con claridad su cuerpo enjuto, la cara pálida y huesuda y, sobre todo, la vehemencia de su voz rebelándose constantemente contra el mundo. Subo este post ilustrándolo con varios poemas de este libro inolvidable escrito por el poeta del que casi todo el mundo se olvidó.

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11 respuestas to “Dependencia de Rafael Feo”

  1. joseluis817 diciembre 8, 2015 a 12:40 pm #

    La ventaja de no pertenecer a ningún club es que puedes dirigirte a todo el mundo, como un superviviente con un stock de botellas recuperadas del naufragio.

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  2. Mónica L. Soler diciembre 9, 2015 a 10:45 am #

    Tiene que haber una razón vital o emocional para el síndrome Korsakoff.

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    • luisoj diciembre 9, 2015 a 11:11 am #

      Su aparición responde a pura química: a la falta de vitamina B1 en el organismo. En el caso de R. F. fueron los excesos, pero puede darse en los no consumidores por importantes alteraciones neurológicas. Para desentrañar los pormenores de este síndrome, que incluso incapacita al paciente a crear nuevos recuerdos, lo mejor es leer la envolvente y seductora literatura clínica del recientemente fallecido Oliver Sacks. En mi opinión es una enfermedad que posee un aura literario y cinematográfico nada despreciable, dada su capacidad de invención de mundos paralelos y olvido del real; baste recordar el film Memento.

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    • Tavir diciembre 14, 2015 a 1:32 am #

      Una de ellas el alcoholismo!!

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      • luisoj diciembre 14, 2015 a 8:25 am #

        Sin duda que las sustancias tienen mucho que ver en este caso. Porque el alcohol destruye la capacidad de asimilación de la vitamina B1 en el estómago y no deja que llegue al cerebro. Eso dice la wiki más o menos.

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  3. molle817 enero 6, 2016 a 3:44 pm #

    Tú que lo has conocido, ¿su vida fue tan terrible como parece o sólo lo fue su final?

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  4. luisoj enero 6, 2016 a 4:42 pm #

    No soy ninguna autoridad, pero creo que el final fue digno de su vida.

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    • Mónica López Soler marzo 22, 2017 a 11:23 pm #

      Vuelvo a leer esta entrada y aún me gusta más este tipo. Tanto como Diego Lara. Es una suerte que me los descubras.

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  5. Antonio junio 3, 2018 a 10:56 am #

    Vi 3 cuadros suyos y ahí había pintor.Vi algo de dependencia y ahí había escritor.Una pena.

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  1. Grotesca, chupada, negra, y para colmo estrecha | Luis Ordóñez - noviembre 27, 2018

    […] textos reunidos en esta edición y que ya fueron publicados en otros lugares. En mi opinión es que Rafael Feo, su leal amigo desde la infancia, fue quien mejor clavó al personaje y al artista en un […]

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