Cada vez es más difícil encontrar una exposición que al terminar de verla satisfaga realmente. Cuando esto ocurre y se han visto obras que te dejan de piedra, puede alcanzarse una especie de elevación, de sentimiento de satisfacción y reconciliación con el arte.
Exactamente esto es lo que pasa al ver Café Dolly: Picabia, Schnabel & Willumsen. Hybrid Painting, exposición que estará abierta hasta febrero de 2015 en el Museum of Art de Fort Lauderdale en Florida.
3 pintores 3 son los que exponen. Dos muertos y uno vivo. El vivo está vivísimo, es el norteamericano Julian Schnabel, “a great self-promoter” como le denominan los Sonic Youth. Está acompañado del francés Picabia y el danés Willumsen; este último totalmente desconocido para mí en términos absolutos -si os ocurre lo mismo, en este enlace encontraréis información: http://es.wikipedia.org/wiki/Jens_Ferdinand_Willumsen-.
La exposición trata de pintura, de cuadros. No hay instalaciones, ni acciones (en sentido performativo), sólo representaciones pictóricas de los siglos XIX, XX y parte del XXI. Retratos, escenas con personajes y objetos dispuestos sobre lienzos, la mayoría en generosos tamaños.
La pregunta que surge es ¿qué une a estos tres artistas para que estén juntos en esta voluminosa exposición? La respuesta está en el tejado de los dos comisarios que han trabajado durante cinco años para llevarla a cabo. Ellos son: Claus Carstansen y Christian Vind -de los que hay que estar pendientes-. Mi conclusión, después de ver Café Dolly y leer extractos de los textos del catálogo, es que los tres pintores son unos “aventureros de la figuración” (Schnabel no siempre), con una fuerte personalidad y visión artísticas, que comparten aficiones (fotografía, cuadros y objetos encontrados en la calle o en mercadillos), además han estado muy unidos a España por diferentes razones.
Lo último que se te ocurre pensar, al ver este despliegue pictórico, es que las obras están haciendo lo que indica la expresión tan manida de “dialogando” entre ellas. Pienso, por el contrario, que están luchando entre ellas a brazo partido, y la vencedora es la de Schnabel porque el hecho de estar vivo lo facilita. Además, y eso se nota, Schnabel ha colaborado en la exposición y su montaje, cosa que Picabia y Willumsen no han podido hacer por razones obvias, proporcionando al americano una gran ventaja. La exposición podría calificarse como el título de un cuadro de Julian: veramente bestia.

En las vitrinas se exponen objetos y fotografías que han coleccionado los tres pintores. Esta de aquí recoge los de Schnabel.

Los tres artistas han pintado a raíz de imágenes fotográficas. Este dibujo de Picabia nace de la fotografía de al lado.

Fotografía realizada por Willumsen de un niño desnudo en una playa amalfitana, en la que se inspira el cuadro anterior.
Esta muestra deja claro dos cosas: la pintura no está muerta y aún- afortunadamente- nos quedan importantes artistas por descubrir, como Willumsen. Un exposición para ver y no tener que leer. Pintura-pintura nada más y nada menos.
Me gustaMe gusta