Inmersos en el fárrago de información y en la vacuidad de la dictadura de lo actual, olvidamos a artistas que han marcado una muesca en la historia de la música contemporánea.
Por caprichos de la memoria o porque murió mucho antes de completar su obra, hemos omitido temporalmente al músico italiano Lucio Battisti. Hoy es cuestión de recuperarle porque las secuelas de su obra se detectan entre músicos actuales, incluidas las variaciones downtempo del house o el tecno. Battisti fue uno de los primeros artistas que sólo utilizaron instrumentos virtuales para la composición y grabación de muchas de sus obras. Pero antes de todo ese impulso tecnológico, en el que se movía como pez en el agua, su música bebía del folk italiano y de las influencias del rock y el rythm and blues. Le recuerdo en uno de los primeros maxisingles, si no el primero que tuve en mis manos: Il Veliero (1976). Un tema de la disco-music setentera, un funkie que nos hacía bailar en la discoteca Tiffany´s de Torremolinos hasta el amanecer. Además de un ritmo obsesivo, que reivindicaba la alegría del baile, tenía unos arreglos vocales e instrumentales muy originales y una letra maravillosa que, como muchas otras, fue escrita por el poeta Mogol -Giulio Rapetti-. Junto a él, Battisti consiguió colocar la lírica en la música ligera, sumergir la falsa trivialidad del pop en la poesía más profunda.
Cuenta la Wiki, yo lo desconocía totalmente, que Bowie oía sus discos, quiso versionarlo y llegó a pedirle alguna canción para añadirla a su repertorio, pero Battisti murió en 1998 tras una larga enfermedad a la edad de 55 años. Milton Nascimento también era un seguidor del italiano y dicen que el beatle Mc Cartney presume de tener toda su colección discográfica y, como Bowie, quiso hacer versiones de sus temas. Battisti, además de contar con el apoyo del público, siempre ha sido admirado por músicos de diversas procedencias y estilos ¿Verdad que había que recordarle?

Maxisingle de la versión española de Il Veliero, cuya portada ha envejecido fatal.
Volviendo al Il Veliero, y aunque hay un estupendo remix muy deep soul de Marco Rigamonti, creo que es el momento de plantearse la idea de hacer una versión en español respetando el tempo del original, incidiendo en las guitarras funkies a lo Nile Rodgers, y donde los bajos golpeen más poderosamente ¿quién se atreve? Propongo a otro “Lucho”, a Luis Prosper, por su capacidad a la hora de producir sonidos contundentes y racionalizar el bajo-batería, tal como ha hecho de manera exuberante en sus propios discos de Breton Armada o en otras producciones, como Naturaleza muerta de Fangoria.
Entre todas las composiciones de Battisti hay una de gran impacto popular, quizá la más conocida en España y que influyó en músicos de todas las latitudes: Il mio canto libero (1972). En su versión española funciona con igual fuerza. Este tema aporta novedades compositivas y demuestra la soltura con la que Battisti fusionaba folk y pop, además obtuvo grandes ventas. La letra la escribió también con Mogol, como tantas otras que lo llevaron al Olimpo de la música internacional y de las cuales, por su cantidad, no podríamos dar cuenta aquí. Más tarde dejó de escribir con Mogol y se alió con otro poeta italiano: Pasquale Panella.
Cuatro años antes de morir, Battisti compuso una de su mejores obras, un CD que podríamos considerar como su testamento musical pues desgraciadamente ya no volvió a publicar nada más. El título de esta última entrega es Hegel. Aquí está: http://www.youtube.com/watch?v=-D3yYfXraZE. Oídla, no está nada mal para apartarnos de “… un mondo che non ci vuole più…“.
Y volver a escucharla…: https://www.youtube.com/watch?v=UKYohc4P21c
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Conocí la música de Lucio Battisti estando estudiando en Málaga, en una Pensión en 1971 o 1972; por allí se pasaba un ganado variopinto ( entre ellos yo ). Teniamos un tocadiscos en el comedor y un día hablando de música con uno, trajo de su habitación un disco de Battisti , lo puso a sonar y me resultó agradable ( yo andaba entonces por Janis Joplin, Santana…), fíjate si hace tiempo de esto que por entonces había Cantinas, Campanas por cualquier esquina y posadas. Con calle Camas en pleno auge , la Bibí ( Manolo ) vendía ” La Rápida ” en Capuchinos, y enfrente del Puerto se vendía queso de bola holandés y tabaco Winston de contrabando mientras los artistas locales exponían en ” La Económica “.
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Es preciso que todo cambie para,,,
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supongo que para que el deseo vuelva a iniciar su recorrido eterno de rodear al objeto, sin conseguirlo claro, pero en el camino está el goce que es como las huevas de lumpo del Carrefour frente al caviar beluga, pero bueno: gocemos al menos…
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Freud odiaba el caviar.
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Pues muy bien por Ancora Lucio, me has hecho recordarlo, aunque hace unos días escuchaba la versión de Laura Branigan, comercialísima pero pegajosa.
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Francamente, la versión Laura Branigan creo que no está a la altura del original.
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